Emilio Pettoruti

Emilio Pettoruti - 1892-1971

En La Plata, su ciudad nata,l estudió en la Academia de Bellas Artes. Inició su carrera como caricaturista. Luego de su primera exposición, fue becado por el gobierno de su provincia para estudiar en Italia. En 1917 se instala en Roma, de esa época son sus obras Mujer en el café (1917) y El filósofo (1918).
Estudió en Florencia y recorrió varias ciudades estudiando a los grandes maestros del renacimiento. En Milán se adhirió al grupo de futuristas, agrupados en torno a la revista Lacerba (Carrá, Boccioni, Marinetti y Russolo), con los que hizo algunas exposiciones en Alemania e Italia.
En 1923 el comerciante de arte más importante de la época, Herwarth Walden lo invitó a exponer en su galería de Berlín, Der Surm. En París conoció a Picasso y Juan Gris, de quien recibió una importante influencia. Después de seis meses de permanencia en la capital fancesa, regresó en 1924 a Buenos Aires, ya como cubista comprometido. Realizó una pequeña exposición con trece cuadros que provocó un escándalo de proporciones en el mundo artístico bonaerense, que le acusó de querer destruir el arte nacional. De esta época son El Guitarrista, El Flautista ciego y La Institutriz.
Elementos cubistas y futuristas se combinaban con un color en el que estaban presentes los maestros italianos del renacimiento. Con esta exposición se producen las primeras aproximaciones a la abstracción y a la no figuración en Argentina con obras como Vino rojo de Capri (1936) y Vaso lleno (1939). En 1941 fijó su residencia en París, donde moriría treinta años más tarde.
De esos años son Äpfel (1941), Invierno en París (1955), Verwundeter Vogel (1960). Algunos contemporáneos calificaban su obra como la de un innovador abstracto que pintaba como un clásico. Para Pettoruti la pintura era principalmente luz y color. Junto a Joaquín Torres García y Pedro Figari forma la trilogía rioplatense con presencia permanente en los grandes catálogos del mundo. Su obra evidencia una personalidad tempranamente estructurada y en ella somete los temas más usuales (paisaje, retrato, naturaleza muerta) a la nueva óptica del cubismo. Juega con la perspectiva, concilia el espacio interior con el exterior, conjuga luces y sombras y ordena plásticamente los estímulos dispersos en la realidad visual.

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