"AQUI NADIE FRENE LA CONTAMINACION". Entrevista de Carlos Barduy a García Uriburu

Nicolás García Uriburu es uno de los artistas plásticos más prestigiosos y originales de la Argentina. Famoso en el mundo entero, desde que en 1968 tiñó de verde el Gran Canal de Venecia, logró algo muy poco común: que a partir de ese momento, ese tono se llamara, para siempre “Verde Uriburu”.
Hijo mayor de una familia de nueve hermanos, porteño, divorciado y padre de una hija de 32 años, de chico Nicolás García Uriburu no tenía vocación de artista sino de arquitecto. Pero hubo un tío “que educó a mis padres y a mí, llevándonos a ver exposiciones de Braque y Picasso, cuando yo tenía 12 años, en 1950, y ahí empezó todo”, dice.En estos días, una muestra retrospectiva suya se puede admirar en el segundo piso del Emporio Armani porteño.
–¿Cómo fue que “empezó todo”?
–Bueno, de hecho yo dibujaba desde antes. Todos los chicos son buenos dibujantes, porque son libres, por eso pintan maravillas. Luego la “civilización”, así, entre comillas, los arruina, pone freno a su imaginación y a su creatividad. Es un poco aquello de... ¿Era Bernard Shaw quien lo dijo? :“De chico aprendí muchísimas cosas, hasta que mis padres decidieron interrumpir mi educación para mandarme a la escuela”, ¿no?
–¿Realmente cree que la educación tradicional arruina la creatividad?
–Claro que sí. Tal vez me salvé porque soy autodidacta, nunca fui a una escuela de arte. Dicho sea de paso, en la Argentina sufrimos una falta de educación tremenda, nos estamos pareciendo cada día más a la Latinoamérica analfabeta, que convive con otra más o menos educada. Es preocupante, muy preocupante. Es como si a los Estados no les interesara la cultura.
–¿Conserva sus dibujos infantiles? ¿Cómo era vivir con ocho hermanos?
–Era muy divertido. En la primaria dibujaba el Cabildo o la Casa de Tucumán, a pedido de la maestra. Pero mis primeros dibujos los tiré, prudentemente. Incluso los primeros cinco que expuse en una galería. Los tiré porque eran espantosos y porque Rafael Squirru me dijo que yo no tenía una línea, un argumento a desarrollar, y que no expusiera hasta que no encontrara mi propio tema.
–¿Es dificil convivir con los artistas?
–Ocurre que se trabaja de noche, o a la madrugada, y que viajás para exponer tu obra a otros países, y cuando se aproxima una exposición siempre tenés cosas que corregir y trabajás día y noche, sin dormir. No es que el arte y la vida familiar sean contrapuestos, convivir es difícil para todos, hagan lo que hagan. Pero sí es cierto que quienes trabajan en disciplinas artísticas, son parejas o padres, a veces insoportables. Un creador vive un tiempo diferente, a una velocidad diferente, y eso, a veces, dificulta sus relaciones, ¿no?
Verde viento, verdes ramas
–Su convicción de artista ecológico –y su creatividad, por supuesto– le dieron fama ¿Cree que sirve de algo teñir de verde ríos o fuentes?
–Por supuesto. Los ríos de Europa –sobre todo el Rin– eran cloacas. Hoy se puede pescar en ellos. No digo que sea mérito mío sino de todos quienes protestamos por esa contaminación ambiental. Entonces, después de que teñí el Gran Canal de Venecia, aparecieron los Partidos Verdes europeos, y Greenpeace, y se sancionaron leyes y ahora los ríos están limpios y se preservan los bosques. En Europa hay leyes contra la contaminación. Entre nosotros, mirá el Riachuelo. Aquí nadie frena la contaminación. Los que polucionan siempre encuentran una brecha para no pagar multas y seguir contaminando. Es nuestra famosa “viveza criolla”, que termina por perjudicarnos a nosotros mismos.A mis exposiciones vienen muchos chicos de las escuelas. Hay que concientizarlos. Sé que luego esos chicos, que son naturalmente amantes de la naturaleza no contaminada, educan a sus padres. Pero no sé qué pasará con ellos cuando crezcan y sean dueños de una empresa. No sé si, cuando ello ocurra, el dios dinero empezará a tallar y... Bueno...El líquido que García Uriburu utiliza para teñir de verde mares, ríos, fuentes (en 1983, cuando retornó la democracia a la Argentina, Nicolás lo celebró tiñendo de “verde Uriburu” la fuente de la Plaza de los Dos Congresos y la fuente del Monumento a los Españoles, en el cruce de Libertador y Sarmiento), el líquido, decíamos, se llama fluoresceína, fue desarrollado por la NASA y es un sodio fluorescente absolutamente inocuo, que no daña lo que toca. Lo arrojó por primera vez en 1968 en Venecia, durante la pleamar, y venecianos y turistas vieron durante doce horas, hasta que llegó la bajamar, cómo el Gran Canal, una vía navegable de aguas pestilentes y contaminadas, de colores indefinidos, se teñía de un verde brillante y alegre. En 1970 decidió ampliar esa protesta contra “el peor de los predadores y de los contaminadores, el ser humano”, y con el mismo verde fluorescente, tiñó un cuadrilátero que incluía nuevamente al Gran Canal, pero al cual se sumaban el Río de la Plata, el East River de Nueva York, y el Sena que atraviesa París, y que en esos días no estaba limpio y verdoso como ahora sino que era marrón estiércol.
–¿Y nunca se encontró con alguien que le impidiera esa forma de protesta?
–Mirá, he vivido en París durante quince años. Vi el Mayo de 1968, cuando los estudiantes ganaron las calles con el lema de “Prohibido prohibir”. En Europa se respetan las protestas. No, nunca tuve problemas con las autoridades. Por lo demás, muchos artistas participan en las protestas y se manifiestan a favor de la Naturaleza. Artistas y personalidades famosas.
–La idea general, Nicolás, es que la gente de Greenpeace son cuatro loquitos que andan por el mundo proclamando utopías. La idea general es que el progreso no se detiene ni se detendrá.
–Esa no es una idea general sino una idea muy tonta, y digo tonta para no utilizar una palabra más fuerte. Hay miles, hay millones de personas que entienden que salvamos al mundo o las nuevas generaciones vivirán muy mal. Hay millones de personas que entienden que talar bosques y ensuciar mares o montañas no es progreso sino una verdadera inconsciencia. Restany habló de mi obra como “higiene moral”. Entender al progreso como “hago lo que quiero, total el mar es grande, y hay muchos árboles” es “mugre moral”. Cada año, en el Amazonas, talan una superficie comparable a la extensión total de Suiza. Quedan, no sé, diez o quince Suizas, por ahora. En nuestro país –olvidate del Riachuelo, que es espantoso, pero hay cosas peores– para plantar soja talan los pocos bosques que nos quedan en pie. Todo porque, ya te lo dije, el dios dinero entra a tallar.
–¿Nunca utilizó el “verde Uriburu” no en la nauraleza ni en obras no monumentales, en obras... obras chicas?
–Sí. En 1972, cuando nació mi hija y comenzó a crecer, pinté una representación de su cara y sus cabellos, sus zapatitos y sus pañales.
–¿De qué color?
–La pregunta es una broma, ¿no? De verde, por supuesto. De verde.

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